Los filtros en las personas con enfermedad mental


 Desafortunadamente para ellos/as son diferentes que el resto de las personas "normales".

Lo que interpretan a través de sus sentidos les puede llevar a conclusiones erróneas en los que los primeros perjudicados suelen ser ellos y, damnificados los que le rodean, es decir la sociedad en general. 

    Como gestionan la información que le llega a través de sus sentidos es, en una persona enferma diferente, distinta y normalmente errónea. Pero como siempre depende de cada individuo; si de por sí, es malo, aun con enfermedad mental su razón, determinación y acciones le llevará a intentar, hacer y si puede ejecutar lo que su cerebro le está diciendo.

    Y si sus filtros hacen que interprete la realidad con buenismo y buena voluntad, le llevará a intentar poner su vida al servicio del bien, sin pensar en su persona, su salud, o sus intereses. Su cerebro está malinterpretando lo que sucede a su alrededor, y por si mismo y sin apoyos, quiere hacer la revolución para llegar a un "mundo feliz".

    En mi opinión debería ser la sociedad a través de profesionales cualificados y al servicio de la misma, lo que deberían saber discernir, qué es producto de su mente enferma, corrigiendo los "desvaríos" de ese individuo. 

Médicos, jueces, funcionarios o no, ciudadanos en general deberíamos pensar un poco antes de juzgar o emitir una opinión de tal o cuál acción, idea, o simplemente desconformidad manifestada por una persona enferma. 

    Se dice que en una manada de lobos de Alaska, los sanos van por detrás, en los flancos, cerrando la manada y por delante van los más frágiles, los más viejos, los enfermos, las lobas con sus cachorros, etc., y el objetivo final es la supervivencia aunque durante la travesía en busca de alimento para "el rebaño" haya bajas como consecuencia de la supervivencia de la manada. El líder dirige hacía dónde deben ir para buscar presas.

    Salvando las distancias, las personas que conforman la sociedad en general, debería encaminar su evolución hacia ese objetivo, con todos los ajustes, necesarios o no, depende de cada líder, pero encaminada hacerla más vivible, más sana, más solidaria y más pacífica.

Los costes los vemos cada día al leer la prensa y ver hacía dónde nos quieren llevar o vamos, voluntariamente o involuntariamente, pero esto no se detiene, afortunadamente para el individuo como tal, como persona con o sin enfermedad mental, pero reivindicando su papel en la toma de decisiones de "la manada" en la que le tocó nacer.

    Cruel, claro que lo es, algunos se quedan por el camino, migrantes, civiles en guerras impuestas, víctimas de sicarios, o enfermos mentales desprotegidos en lugares cerrados y lúgubres ya que  éstos últimos no decidieron llegar hasta allí. 

Insisto, aquéllos cuyos filtros, no se adaptan a los cánones que la sociedad del momento creía correctas y fueron segregados hacia la etiqueta de enfermo mental.

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