Sentir animadversión contra el sistema

 A veces nos pasa o les pasa y también lo he visto mientras trabajaba de cuidador de personas con enfermedad mental , que cuando los resultados del tratamiento no son los esperados por nosotros como pacientes reprobamos la forma de trabajar de un profesional o de su equipo en general. 

Podemos o no tener razón, pero los daños colaterales van a ser para nosotros si no salimos de ese bucle.


Mi experiencia como paciente y como alguien que ha trabajado cuidando a personas con enfermedad mental me ha permitido ver una realidad que, aunque valiosa, no deja de ser compleja.


He sentido y visto cómo la frustración aparece cuando los tratamientos no dan los resultados esperados.




Esa frustración puede llevarnos a abandonar el tratamiento, a dejar de seguir las indicaciones o, a quedarnos atrapados en la idea de que nada está funcionando o, pasar de todo y seguir en tu papel de -enfermo mental-.


Y entonces nos ponemos en un situación donde -ya nada funciona, todo está mal y de mi crisis no me va a sacar nadie-. Llegamos a sentir "odio" contra el sistema y a victimizarnos.

 

    Pero es importante recordar que confiar en el equipo de profesionales es clave para avanzar. Y, antes de eso, necesitamos -confiar en nosotros mismos- para expresar a quién corresponda ese malestar


    A veces, hacer visible lo que sentimos o pensamos puede ser el primer paso hacia el cambio que buscamos.


Reprobar como nos están tratando y sentir animadversión es legítimo siempre no nos produzca más daño emocional, por eso es importante que exista una confianza, me atrevería a decir -que mutua- para expresarlo y poder cambiar la forma de proceder con el tratamiento.


    


    Resumiendo y a modo de ejemplo “Si esa última pastilla no te ha sentado bien, dilo. Comentaselo a quien te la recetó".


    Y si, a pesar de hacer todo lo anterior, sigues sintiendo que no alcanzas un bienestar psíquico, puede ser que el tratamiento no sea el adecuado para ti, que no lo estés siguiendo como se indica o, simplemente, que no sea lo que necesitas en este momento.


Sigue expresando tu frustración y tu falta de bienestar, pero intenta hacerlo sin dejarte llevar por la rabia o el malestar. Esos sentimientos pueden hacer que todo empeore y que termines chocando una y otra vez contra el mismo muro. Hablar con claridad y calma puede abrir nuevas puertas.


     







 


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