Motivarse
A veces parece una tontería, pero empezar el día hacer la cama, ¡con ganas!. Poner toda mi atención en dejarla bien hecha. Estas pequeñas cosas son: simples, pero súper importantes para poner el día en marcha.
Hay días en los que levantarse de la cama parece una misión imposible, y uno termina volviendo a las sábanas como si fueran un refugio.
Pero, cuando consigo dar ese pequeño paso de levantarme y hacer algo tan simple como ordenar un poco mi espacio, noto que el día toma otro rumbo.
Cada paso cuenta, incluso los más pequeños.
Muchas veces caemos en la trampa de pensar que, porque tenemos una enfermedad mental, ya no podemos con nada. Es como si el diagnóstico se convirtiera en una excusa para no intentarlo.
Y ojo, no digo que no haya días realmente difíciles, porque los hay, y claro que a veces la medicación te deja sin energía o hace que todo cueste el doble.
Pero hay que aprender a diferenciar: ¿es realmente el diagnóstico o es pereza? Porque, seamos honestos, a veces simplemente nos acomodamos en esa idea y nos justificamos con ella.
No podemos vivir atados a un diagnóstico, como si fuera una etiqueta que nos define por completo.
Somos mucho más que eso, y aunque nos cueste, siempre hay algo que podemos hacer, por pequeño que sea. Y ese pequeño gesto, por insignificante que parezca, ya es una victoria.
No se trata de ser duros con nosotros mismos, sino de ser honestos y no dejar que la enfermedad nos quite lo que todavía podemos construir.
Motivarse con pequeñas cosas es una forma sencilla y poderosa de empezar a moverse.
Por ejemplo, hacer la cama parece una tontería, pero en realidad es un acto simbólico: estás diciéndole a tu mente que el día ha empezado y que ya has logrado algo, aunque sea pequeño.
Comentarios