Compartir para romper la barrera

Cuando lograba hablar de mi salud mental y sentirme aceptado, la soledad desaparecía. Aunque no siempre aliviaba, compartir me hacía sentir acompañado y menos atrapado en mi dolor. Sin embargo, estas conversaciones casi siempre han sido con profesionales, no con mi entorno cercano.

Lamentablemente, compartir lo que sientes no siempre parece posible, pero no tanto por los demás, sino por lo que ocurre dentro de ti. 

La vergüenza, el miedo al qué dirán, o la idea de que quizás no te aceptarán si saben lo que te pasa, pesan demasiado. 

Te preguntas: “¿Qué pensarán si saben que tengo una enfermedad mental? ¿Cambiarán su forma de verme?” 

Y, con esos pensamientos, acabas escondiéndote detrás de una máscara, fingiendo que todo está bien, aunque por dentro no lo esté.


Lo que realmente querrías es tener la libertad de decirles a tus amigos, compañeros de trabajo o incluso a tu familia que, si a veces estás más callado o hablas más de la cuenta, no es que estés de mal humor o distraído: es que estás lidiando con una enfermedad mental. 

Pero ese deseo se queda dentro, atrapado, porque el miedo y la vergüenza te frenan.


Entonces, poco a poco, te vas cerrando sobre ti mismo. Te apartas, y cada vez sientes más soledad. Y lo peor es que esa soledad empieza a convertirse en un refugio extraño, en un hábito. 

Es como si encontraras una extraña comodidad en quedarte en ese aislamiento, aunque en el fondo desearías con todas tus fuerzas poder romper esa barrera.


Y lo que más deseas es sentirte uno más, poder encajar y ser tú mismo, sin máscaras ni excusas. 

Pero esa barrera que has construido, hecha de miedo, vergüenza y pensamientos de rechazo, te lo impide. 

Es como si estuvieras atrapado detrás de un muro invisible que solo tú ves, pero que sientes tan real como si fuera de piedra.


Quisieras cruzarlo, hablar abiertamente, compartir lo que te pasa, pero cada vez que lo intentas, algo dentro de ti te detiene. 

Es frustrante, porque sabes que esa barrera no es insuperable, pero sigue ahí, haciéndote sentir aislado, como si el mundo estuviera cerca, pero siempre un paso fuera de tu alcance.

Comentarios

Entradas populares