El final y el ahora


Me jubilaron, no sé si por los stent que llevo, debido a un infarto mientras trabajaba en una fundación dedicada al cuidado de personas con enfermedad mental grave y prolongada o por mi también mala salud mental.

Apuntar que antes me despidieron de esta fundación, porque ya no "rendía" después de unos quince años de dedicación al 100%.



Y desde esta situación en la que estoy ahora, a veces me creo que como clase pasiva que soy mi vida está ya parada ahí. Contemplando lo que pude y no pude hacer, el porqué de esto o de aquello, o como llegué aquí.

Y eso me deprime haciendo que vuelva a que aparezca la apatía, las ganas de meterme en la cama o no levantarme, mirando el futuro con miedo y desconfianza pensando que va a ser peor.


Me niego¡, no quiero pertenecer a esa clase ni a ninguna otra, quiero ser parte activa de la sociedad contribuyendo a su desarrollo, aportando lo que yo pueda a crear un visión subjetiva, pero real, de lo que he viví y vivo en primera persona y como trabajador por y para las personas con la condición de padecer una enfermedad mental crónica.

Esto es uno de los propósitos de este blog.


De cómo a pesar de llevar esa mochila que es la enfermedad mental se puede llegar a tener bienestar psíquico si cuentas o buscas los profesionales que creen la recuperación.


Puede darse el caso que la enfermedad mental llegue y se marche de tu vida igual que llegó. Pero cuando se vuelve crónica y tienes que lidiar con ella, con sus crisis, sus altibajos, el estigma que lleva asociado, entonces ya es otro cantar.

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